Cuando el cáncer toca las puertas de nuestro hogar nos cambia la vida para siempre.
Por: Marayira Chirinos
Cada 4 de febrero se conmemora el día mundial de la lucha contra el cáncer, y quienes hemos transitado el camino de esta lucha como pacientes o cuidadores sabemos que el miedo es lo primero que debemos enfrentar.
Enfrentar el cáncer con Pensamiento Propositivo pasa por concentrarnos en el abanico de soluciones para transitar el difícil camino, y no enfocarnos en el problema.
Supone además como primera tarea no asociar cáncer con muerte, sino como una oportunidad de descubrir el propósito del paciente y de los cuidadores, independientemente del desenlace.
Debemos ante todo mantener la calma para poder pensar y organizarnos como familia cuidadora y hacer al paciente partícipe del proceso, siempre y cuando esté al tanto de la situación.
Abanico de opciones sobre tratamiento
Antes de recibir cualquier tratamiento, el paciente y su familia necesitarán informarse detalladamente sobre su cáncer.
Los resultados de una biopsia, los análisis de sangre, las revisiones médicas y los estudios por imágenes junto con cualquier afección que el cáncer esté ocasionando se utilizarán para decidir cuáles opciones de tratamiento son las más adecuadas.
Puede que el médico requiera consultar con otros expertos para saber sus opiniones.
Seamos libres de preguntar al especialista de la corriente de su preferencia el objetivo del tratamiento, así como las ventajas y desventajas de cada una de las opciones.
Es natural que en ese proceso lluevan recomendaciones de todo tipo, “remedios mágicos”, terapias alternativas. Tengamos claro que no existe un “deben de” o “tienen que”; cada caso y cada familia tiene sus códigos, sus creencias, sus particularidades, y eso hace que cada caso sea diferente a cualquier otro.
Ajusten todo ese conjunto de opciones, descarten o sumen lo que consideren, aquí también, como todo en la vida, el factor fe, convicción y esperanza son capaces de darle el impulso que se necesita. Nada está escrito, ni en el cáncer, ni en la vida misma.
El cuidador
Poco se habla de una de las figuras más importantes de la ecuación “Familia, Amor y Cáncer”: EL CUIDADOR.
El cuidador es ese ser que sin orientación se convierte de golpe en el “muro de contención emocional” del paciente.
Es el cuidador sobre quien pesa la responsabilidad de acompañar al paciente, velar por el cumplimiento del tratamiento y lidiar con el componente más vulnerable: las emociones; no solo del paciente, sino las propias.
En casi todo el proceso de cuidado existe un sentimiento que rodea al cuidador y es el miedo. Pensamientos perturbadores hacen parte de su día a día, y son estrechamente acompasados con el extremo cansancio físico.
Convertir esos pensamientos perturbadores y desgastantes en propositivos requiere de preparación y rigor en ello; para eso debemos ser capaces de diseñar hojas de ruta diaria para terminar el día con por lo menos un logro alcanzado para el paciente y para él.
Se dice fácil, hay que estar en esa situación, y por haberlo estado me siento con el aval suficiente para dar fe de la importancia de mantener la calma para poder pensar y organizar nuestra “estrategia de afrontamiento de la situación” con la resiliencia que requiere nuestro convulso mundo.
De cada uno de nosotros depende y nada cuesta intentarlo.