Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un trastorno mental frecuente que se caracteriza por la presencia de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración.
De acuerdo con el organismo, esta enfermedad, que afecta a más de 300 millones de personas, puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave, ya que puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares.
En este sentido, quienes han pasado por circunstancias vitales adversas (desempleo, luto, traumatismos psicológicos) tienen más probabilidades de sufrir depresión.
Principales síntomas:
- Pérdida de energía
- Cambios en el apetito
- Necesidad de dormir más o menos de lo normal
- Ansiedad
- Disminución de la concentración
- Indecisión
- Inquietud
- Sentimiento de inutilidad, culpabilidad o desesperanza
- Pensamientos de autolesión o suicidio
Para ayudar
- Habla con esa persona sobre lo que has notado y por qué estás preocupado.
- Explícale que la depresión es una enfermedad, no un defecto ni una debilidad personal, y que generalmente mejora con el tratamiento.
- Sugiérele que busque ayuda de un profesional: un médico o un proveedor de atención de la salud mental, como un consejero o psicólogo habilitado.
- Ofrécele tu ayuda para preparar una lista de preguntas con el fin de discutirlas en una primera cita con el médico o proveedor de atención de la salud mental.
- Exprésale tu disposición a ayudar organizando las citas médicas, acompañándolo a estas y asistiendo a las sesiones de terapia familiar.